Trastornos de la personalidad
Hablar de trastornos de personalidad no supone hablar de personalidades o personas trastornadas. Esta diferenciación nos permite echar un primer vistazo a sus síntomas, porque quien los sufre es como si llevara unas gafas que trastornan la realidad, sin que la persona sepa que las lleva. El trastorno se ve justificado entonces en todo lo que percibe.
La persona (que es como es, y en esto no hay trastorno) no se permite entonces descansarse en el devenir de su propia vida (cambios, relaciones, etc.). Por ejemplo, un dios literario no cambia nunca (Zeus es siempre Zeus).
“¿Dónde irás? ¿A dónde huirás? ¿Dónde te esconderás? En ninguna parte. Porque ya no queda nadie como tú.”
El tratamiento pasa pues por diferenciar a la persona que sufre el trastorno, del trastorno que sufre la persona. Esta tarea es harto ardua cuando para la persona (incluso también para su entorno) no existe diferencia entre una cosa y otra. Ocurre como en El Quijote, donde Alonso Quijano (persona) se identifica con Don Quijote de la Mancha (personaje), y esto hace que, en vez de molinos de viento, vea (y se enfrente) con terribles gigantes, aunque no sea verdad. Esta épica genera en él y en su entorno un gran sufrimiento.
Paso a especificar las características de los trastornos de la personalidad más frecuentes:
La persona experimenta un continuo autoboicot, como si se hubiera declarado la guerra a sí misma, utilizando como artillería emociones intensas y contradictorias que le hacen perder el control. Se siente deficiente en comparación con los demás. Por lo que se vuelve dependiente ante la idea de ser abandonada debido a este hecho.
Nos referimos aquí a una dependencia instrumental, no tanto emocional (como sería el caso de la dependencia emocional). La persona se siente incompetente y necesitada de los demás para sobrevivir, obtener recursos y tomar decisiones.
Las personas que lo sufren, anhelan relacionarse en la misma medida en que temen ser dañadas al poner sus vidas en manos ajenas (amar a alguien, otorga a éste una influencia significativa sobre la persona). Esto las devuelve distantes, aunque deseosas de contacto.